Cuando me decidí a poner en marcha está “empresa” de escribir un blog y desarrollar una web personal, tuve claro que quería un espacio mío, donde pudiese compartir lo que “soy”, mucho más allá de lo que “hago”. Y en sí mismo, para mí ese apartado es esencial porque no se entiende y yo no concibo hacer lo que hago sin ser lo que soy; sólo cultivando y conociendo ese “ser” me atrevo a intentar “hacer” lo que “hago”.

Sobrevaloramos permanentemente lo que hacemos, nos llenamos de actividades, de modo que ese “hacer” termina por fagocitar nuestra esencia, lo más sustancial de nosotros. No siempre hacemos lo que nos apetece, y eso lleva a que nos alejemos inconscientemente de quienes somos y nos haga más difícil llegar a ser lo que queremos realmente ser. Hace un tiempo experimenté esa “revelación”, que aún hoy reviso y trato de interiorizar y arraigar a diario: hago aquello que soy, y hago lo que hago porque soy lo que soy… si descuido mi ser, se debilita lo que hago o puedo hacer… Esto que parece un extracto de psicoanálisis o la sinopsis de un manual de autoayuda, es tan simple como llenarnos del oxígeno que obtenemos de aquello que nos procura felicidad, nuestra familia y seres queridos, nuestras aficiones y pasiones, el descanso, el hogar, o la aventura, el silencio o el ruido… y desde ahí construir nuestros hechos…

Vivendi, es “estilo de vida” en latín, viventi equivale a vida… cualquiera de las dos vale para expresar lo que pretendo: compartir lo que hay en mi, lo que soy, para que así yo mismo y quien quiera, entienda lo que hago, porqué y cómo lo hago… El estilo de vida es la vida vivida desde el “ser”, no hay estilo sin vida, y no hay vida con estilo si no está la persona en su pureza en su esencia, o si acaso habrá un estilo que será como el de otros, pero no el de uno solo.

Todo sería mejor si cada uno escarbara en lo que hay dentro, en lo que bulle en el interior, y lo compartiera y actuara desde ahí… El proceso nos tienta y arrastra a la inversa, desde el ruido al silencio, desde la actividad a la pausa, desde la ausencia a la presencia… y cuando conseguimos pararnos, no nos reconocemos en muchos de los trances o momentos o instantáneas de la trama.

Soy un poco de algo, y quizás un mucho de nada, pero yo, como todos, tengo algo que compartir, que soy yo mismo, y merece la pena tanto como lo que tú tienes que compartir, si es vida, si es “yo”, y si en mis hechos me reconozco y me reconocen quienes saben quien soy, ese será mi camino correcto.

Vivendi, lo que hay en mí, lo que soy, lo que doy… Igual interesa, en todo caso, que sea interesante…a mí me ayuda a entenderme.Viventi, lo que habita en mí para buscar lo que busco o comprender lo que quiero, aquello que pienso, mi forma de ver y de mirar… Que interese, o al menos, que sea interesante.