Eso que debería decirte, que deberías decirme, que podríamos decirnos, que puedes decirle, que sería maravilloso que os dijerais y nos dijeramos….Te lo susurro al oído… por ejemplo…con esa melodía de fondo que más te gusta…o díselo tú, tú mismo o tú misma.

 

Me invento y planifico viajes lejanos buscando un infinito donde estemos a solas y nos sintamos solos el uno para el otro, disfrutando de esa soledad en forma de silencios y palabras que nos acercan y distancian sin fundamento lógico. Esa soledad donde nos llenamos de compañía, siendo nosotros, siendo uno, siendo mucho más nosotros mismos, aun distintos a los de todos los días, o tal vez mejores o peores que cada día.

 

Ideo ese viaje buscando un rincón pequeño o grande, especial y distinto que se vuelve mágico o perturbador según el lenguaje de nuestros gestos y la aventura de nuestros hechos. Viajamos anhelando una soledad de mentira donde sólo nos esperemos nosotros y nuestra versión de fantasía, donde sólo importen nuestras risas, nuestras lágrimas, donde no haya horarios ni para el sueño ni para soñar, donde queramos estar permanentemente despiertos por estar viviendo un sueño. Intento descubrir un escondite donde no nos encuentren las horas, donde el tiempo se mida en besos y carcajadas, y nos alimentemos de caricias y cosquillas y nos cobijemos en habitaciones de miradas y abrazos, arropados únicamente por la suavidad de los susurros, de los miedos y las dudas compartidas, y la esperanza de que ese sea un momento de muchos, un viaje de otros tantos…

 

Imagino esos viajes para encontrar los instantes ideales de sentir más cerca a quien nunca está lejos pero se distancia en la rutina, o se diluye en el peso de cada día, en las torpes preocupaciones de nuestras mentes presas y acomodadas. Hago cientos y miles de kilómetros reales o no para terminar en la certeza de que la distancia más larga es el silencio que nos hace sentirnos lejos aunque estemos justo al lado; y al mismo tiempo que no hay vehículo más rápido para todas las distancias que tus palabras de aliento, que tu sonrisa, que tus besos…

 

vacaciones

 

Exploro e investigo un sinfín de posibilidades donde escaparnos y entonces me percato que la casa más hermosa es esa de piel y huesos, de alma y vida donde se mecen nuestros recuerdos y se encienden nuestras fantasías y deseos. Basta la luz de tus ojos y el sonido de tu voz para orientar el sentido de mi viaje, y resulta suficiente tu regazo para descansar cerrando los ojos o con ellos abiertos. Y acaso entonces acepto que es en ti donde quiero perderme sin necesidad de moverme ni un metro. Porque eres el lugar donde empieza todo aquello que puedo ser y todo aquello que deseo ser. Porque eres el único sitio donde todo lo demás se desvanece y oculta detrás de nuestra silueta juntos; donde me presento vulnerable y débil sin reservas, y de donde regreso fuerte y seguro. Ese espacio de nada que es todo, y que cambia la dimensión de las cosas y pensamientos que nos pesan.

 

Tú eres mi casa de vacaciones, eres el destino donde encuentro mis sueños cuando voy a buscar mis recuerdos; donde el aire es tu aliento, y el frío y el calor van y vienen siguiendo a tu cuerpo respecto al mío.. Tú eres quien me desconecta del universo y tienes la llave de entrada y salida de mi mundo, cuya vida se agita con tu vida. Tú eres mi casa de vacaciones porque en ti encuentro quien soy cada vez que llego a tu pecho, cada vez que me respiras al oído. Tú eres mi casa de vacaciones porque cuando tú piensas en mí y cuando me hablas y me haces único, nos convertimos en planeta y todo gira para nosotros o deja de girar por nosotros. Tú eres mi casa de vacaciones porque matas los disimulos, aniquilas miedos, me vuelves valiente y anestesias la melancolía de querer otras cosas que no merecen ser queridas. Tú eres mi casa de vacaciones porque excitas mis ilusiones y acunas mis pasiones, porque haces que ayer y mañana se ponga a la cola de hoy y ahora. Tú eres mi casa de vacaciones porque tu mirada es el único espejo donde me reconozco, y tu voz es la única música que bailo.

 

Tú eres mi casa de vacaciones porque eres el único viaje que repetiría cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo… porque tu distancia es mi verdadero cansancio. Tú eres ese lugar y esos momentos donde estando perdido me encuentro, y donde al encontrarme me pierdo.